lunes, 17 de marzo de 2014

Mahoma y el islam

Cuándo surge el islam

La religión islámica surgió en la periferia de la península arábiga en el siglo VII, concretamente en el año 610 d.C. en el calendario cristiano. Según la creencia musulmana, el profeta Mahoma empezó a tener visiones o encuentros con el arcángel Gabriel, quién le empezó a revelar las enseñanzas del Corán. Una de las creencias del Islam es que el Corán es un libro dictado por el mismo Dios a través de la boca del arcángel Gabriel, que Mahoma memorizó todas las revelaciones palabra por palabra, y que cuando se las reveló a sus discípulos, estos hicieron lo mismo, por lo que el Islam ha llegado sin cambios hasta la actualidad. Esto se ha comprobado que es cierto ya que en ediciones del Corán mucho anteriores a la imprenta no se ha cambiado ni una coma. La península arábiga en la época inmediatamente anterior a Mahoma se caracterizaba por una gran diversidad de culturas árabes paganas, de muy diversos orígenes. También había algunos grupos de judíos y de cristianos. Esos árabes eran mayoritariamente polideístas, es decir, creían en la existencia de diversos espíritus protectores en los árboles, en el agua, en las fuentes... y también había algunos grupos de otras sectas que variaban en número, llegando en ocasiones a tener un único integrante.

La vida de Mahoma

No se sabe muy bien la fecha exacta del nacimiento de Mahoma, pero se suele situarla entre el 560 y el 570 d.C. en la ciudad de La Meca, el mismo año en que el general axumita Abraha fue rechazado ante las murallas de La Meca, aunque el dato no es seguro. Se le considera el fundador y profeta de la religión musulmana, además de ser para los creyentes el último profeta de Dios o Alá. Nació en el clan Hashim, perteneciente a la tribu de Quraish (acontecimiento que los musulmanes celebran con la fiesta del Mawlid). Aunque el clan Hashim no tenía una gran importancia, sí que poseía algún prestigio religioso fruto de los derechos hereditarios a determinados cargos en La Kaaba.El padre de Mahoma, Abd Allah, murió antes de nacer el niño; su madre, Amina, falleció cuando tenía seis años. Fue criado por su tío paterno, Abu Talib.
La tradición da cuenta de señales y portentos sobrenaturales en torno a la concepción y nacimiento del profeta. Se dice que se le impuso el nombre Mahoma debido a un sueño que había tenido su abuelo.
Se afirma que Mahoma visitó Siria en su juventud como integrante de una caravana comercial de La Meca. Mientras estaba allí fue reconocido como profeta por hombres santos y eruditos judíos y cristianos, que afirmaban que su llegada había sido augurada por sus propias escrituras. Su condición de profeta quedaba indicada por ciertas marcas en su cuerpo y por señales milagrosas de su naturaleza.
Las gentes de La Meca, la tribu de Quraysh, gozaba de buena reputación como mercaderes. Entre ellos, una viuda llamada Jadiya le contrató para administrar sus asuntos. Impresionada por su honestidad e inteligencia, le propuso matrimonio. La tradición afirma que Mahoma tenía 25 años cuando desposó a Jadiya, y que mientras vivió no volvió a contraer nupcias. Tras la muerte de Jadiya tuvo otras mujeres; quizá la más conocida sea la joven Aisha. Según relata la tradición, su vocación profética se inició hacia 610, tras aparecérsele, en un monte al que acudía para meditar, el arcángel Gabriel, que le comunicó directamente un mensaje divino referente a la sumisión (islam) al Dios único como objetivo principal de la vida terrena de los hombres. Ésta fue la primera de varias apariciones, en las cuales Dios le transmitía lo que posteriormente debería enseñar a los hombres.
Tras un breve periodo durante el cual no recibió ninguna otra revelación, éstas se reiniciaron y continuaron hasta el final de sus días.
Para comprender el desarrollo de la predicación de Mahoma es necesario tener cierta idea acerca del orden en que le llegaron las revelaciones. Cuando éstas fueron recopiladas tras su muerte para elaborar el Corán, no se hallaban organizadas atendiendo a ningún orden. Los eruditos musulmanes tradicionalistas y modernos elaboraron diversas hipótesis acerca de los lazos existentes entre algunas de las secciones del Corán con episodios de la vida de Mahoma, aunque en general suele aceptarse que las primeras revelaciones fueron breves, y que se caracterizaban por un vigoroso lenguaje semipoético. En todas ellas se advierte que los hombres serán inevitablemente juzgados por Dios por su mala conducta en el mundo terrenal, y castigados con severidad si no se corrigen. A medida que pasaba el tiempo, y al ir adquiriendo Mahoma autoridad sobre la primera comunidad musulmana de Medina, se cree que las revelaciones se hicieron más largas, con un tono menos urgente, centradas en la solución de los conflictos prácticos que debían afrontar él y sus seguidores.
Existen dos relatos que, según la tradición, se remontan al comienzo de la trayectoria de Mahoma como profeta, aunque algunos especialistas modernos los consideran narraciones típicas acerca de su aprendizaje. Uno de ellos tiene que ver con la visita a Mahoma, mientras dormía, de dos ángeles que le abrieron el pecho y eliminaron toda huella de incredulidad y de pecado que encontraron en él. El segundo cuenta cómo Mahoma fue llevado por la noche desde el lugar de La Meca donde dormía hasta el trono de Dios en los cielos. Por la mañana se encontró de nuevo en La Meca. Se trata del famoso relato del Viaje Nocturno (Isra), que proporcionó la temática para gran cantidad de alegorías en el sufismo y que con toda probabilidad haya inspirado la Divina Comedia de Dante.
Las tradiciones acerca de quiénes fueron los primeros seguidores de Mahoma en La Meca, aparte de Jadiya, de su primo Alí y de Abu Bakr, su futuro suegro, son muy variables. Sin embargo, todas coinciden en que los seguidores de Mahoma no eran numerosos y que la mayoría de los habitantes de la ciudad les reprochaba subvertir la religión de sus antepasados.
Un episodio controvertido, testimoniado por algunas de las fuentes tradicionales pero que muchos musulmanes rechazan como invención, es el de los “Versos satánicos” (un nombre acuñado por los especialistas modernos, y que no se emplea en los relatos tradicionales). La narración refiere que Mahoma, desesperado por atraer hacia su causa a los habitantes de La Meca, fue tentado por Satán para proclamar como revelación divina determinados versículos que, de hecho, eran una perversión de la verdad. Estos versículos reconocían a tres diosas que los residentes de La Meca adoraban, otorgándoles un lugar en el islam como intermediarias entre Dios y los hombres. Al oír esto, las gentes de La Meca aceptaron el islam. Sin embargo, el ángel Gabriel comunicó más tarde a Mahoma que la supuesta revelación provenía de Satán y no de Dios, y le reveló las palabras exactas (que hoy se pueden leer en el Corán: 22, 51/52 y 53, 19/20). En la versión ortodoxa, las diosas eran descalificadas como “meros nombres”, sin poder ni verdadera entidad. Cuando les fueron revelados los versículos auténticos, los habitantes de La Meca abandonaron el islam y abrazaron sus antiguas creencias paganas.
La oposición contra Mahoma y sus seguidores en La Meca alcanzó tales proporciones que, tras enviar a sus adeptos a buscar refugio en la cristiana Abisinia (hoy Etiopía) y después de un intento fallido de obtener apoyo en la cercana ciudad de Taif, en el año 622 Mahoma se trasladó con algunos de sus compañeros al asentamiento agrícola de Yatrib, a unos 300 km al norte. Este suceso, conocido como Hijra (o Hégira), fue el punto de inflexión de la suerte de Mahoma. Tras la Hégira se estableció la primera comunidad musulmana (umma) en Yatrib, y más tarde el episodio marcó el inicio del calendario musulmán, conocido como “era de la Hégira”. Poco después, Yatrib cambiaría su nombre por Medina.
Según algunas tradiciones, Mahoma había sido invitado a residir en Medina por algunos de sus habitantes, a fin de servir como conciliador entre diversas facciones. Tal es la explicación más generalizada de por qué se le aceptó con tanta rapidez como figura investida de autoridad. Al principio, la comunidad que dirigió estaba formada por musulmanes y por paganos, que convivían con gran número de judíos residentes en la ciudad. En los años posteriores a la Hégira, la comunidad se fue convirtiendo cada vez más al islam, aunque se comprende que muchos de sus miembros no aceptaron este credo por convicción. En la tradición suele denominárseles ‘hipócritas’ (munafiqun). Muy pocos judíos aceptaron el islam, aunque en su mayoría fueron expulsados o ejecutados por orden de Mahoma a medida que su relación con ellos empeoraba. Se creía que eran agentes o aliados de sus enemigos.
Una de las razones que explican la creciente aceptación de la autoridad de Mahoma en Medina fueron sus éxitos militares. Los ataques contra caravanas de La Meca desembocaron en una importante victoria sobre una poderosa fuerza militar de esta ciudad en Badr en el año 624. Consecuencia de esta victoria son algunos párrafos del Corán en donde se hace referencia al yihad o guerra santa: 8, 5-18 y 66/65. Los ataques de La Meca contra Medina fueron rechazados con dificultad en las batallas de Uhud (625) y en la denominada del jandaq, ‘foso’, en el año 627. Progresivamente, Mahoma se hizo con el control de Medina, para lo cual tuvo que expulsar a los qayunqa y reducir a los judíos, los dos clanes locales de mayor importancia, y se convirtió en jefe político y religioso. Luego, tras varios intentos frustrados y tras sobreponerse al asedio de Medina (627), conquistó La Meca (630), a cuyos ciudadanos obligó a huir o convertirse. A medida que crecía el prestigio de Mahoma, las tribus vecinas comenzaron a establecer alianzas con él y a aceptar el islam. En el 628 pudo firmar el tratado de al-Hudaibiya con La Meca. Aunque este tratado implicaba una serie de concesiones de su parte, tuvo el efecto de igualar el rango de su comunidad con el de La Meca. Los habitantes de la ciudad que se le habían enfrentado en otra época aceptaron el islam. La Kaaba, que ya se había convertido en elemento central de las ideas del islam, fue al fin abierta a los musulmanes.
Tras la conquista de La Meca, el prestigio y la autoridad de Mahoma siguieron expandiéndose por toda la península Arábiga, y las fuerzas musulmanas llegaron al sur de Siria. En el 632, Mahoma viajó por última vez desde La Meca a Medina para realizar las ceremonias del peregrinaje (hach). Este episodio se denomina Peregrinaje de Despedida, ya que poco después, tras regresar a Medina, falleció. Fue sepultado en su casa de Medina, y la segunda mezquita en importancia del islam se construyó en las inmediaciones de su tumba.
- 570 Mahoma nace en La Meca
- 576 Mahoma pierde a su madre Amina y es recogido por su abuelo Abd al-Muttalib
- 578 Muere Abd al-Muttalib y Mahoma es confiado al cuidado de su tío Abu Talib
- 595 Mahoma se casa con la viuda Jadicha
- 610-632 Revelación del Corán a Mahoma
- 613 Mahoma comienza su predicación
- 615 Emigración de musulmanes de La Meca a Abisinia
- 616 Primeros mártires musulmanes
- 619 Mahoma pierde a su esposa Jadicha y a su tío Abu Talib
- 620 Mahoma visita Taif
- 621-622 Guerras y compromisos de al-Aqaba
- 622, 16 de julio Comienzo de la Hégira o calendario musulmán
- 24 de septiembre Mahoma y Abu Bakr, emigrados de La Meca, llegan al oasis de Yatrib
- 623, a fines de año Cambio de alquibla: de Jerusalén a La Meca
- 624, enero/febrero Mahoma rompe con los judíos
15 de marzo Batalla de Badr: los musulmanes vencen a los guerreros de La Meca
septiembre Umm Kultum, hija de Mahoma, se casa con Utman, futuro califa
- 624 ó 625 Fátima, hija de Mahoma, se casa con Alí, futuro califa
- 5, finales de enero Mahoma se casa con Hafsa, hija de Umar, futuro califa
23 de marzo Batalla de Uhud: los musulmanes son vencidos en La Meca por los mecanos
agosto Expulsión de Medina del clan judío de Nadir
- 627, abril Exterminio del clan judío de Qurayza
- 628, marzo Tregua de Hudaybiyya
mayo Conquista del oasis de Jaybar
- 629, marzo Mahoma realiza la peregrinación menor a La Meca
- 630, enero Conquista de La Meca
- 630, 31 de enero Batalla de Hunayn
octubre-noviembre Expedición a Tabuk
- 631 Mahoma recibe en Medina a una delegación de cristianos de Nachran
- 632, febrero-marzo Mahoma realiza su peregrinación de despedida a La Meca
- 632, 8 de junio Mahoma muere en Medina, sin dejar ninguna colección de revelaciones

Expansión del islam hasta la actualidad

 
La expansión del islam en la Edad Media se suele dividir en tres partes:
1ª expansión: expansión del islam durante la vida de Mahoma
2ª expansión. conquistas durante los reinados de los primeros califas
3ª expansión: conquistas de la dinastía omeya
4ª expansión: conquistas de la dinastía abásida

Características de la religión islámica

 La religión islámica se fundamente en 5 pilares básicos:
Los cinco pilares del islam (en árabe, arkán al-islam), cinco obligaciones rituales prescritas, cuya realización es para los musulmanes el pilar central de su fe. Dichas obligaciones son: (1) profesar la fe (kalima o shahada); (2) realizar las cinco oraciones diarias (salat); (3) ayunar durante el mes del Ramadán (sawm); (4) pagar el impuesto destinado a la limosna (zakat); (5) realizar, al menos una vez en la vida, la peregrinación a La Meca (hach). En la mayoría de las tierras islámicas los musulmanes no son castigados por no cumplir estas obligaciones, si bien en algunos estados cualquier negación pública por parte de un musulmán de la importancia o valor esencial de los cinco pilares es considerada como un acto de apostasía que puede castigarse con su ejecución.
La shahada es la oración árabe fundamental o básica,'la ilah illa Allah wa Muhammad rasul Allah', que significa: 'no hay otro Dios sino Alá y Mahoma es su profeta'. Se describe a menudo como un credo, pero como no hace otra mención a ninguna doctrina, sería más apropiado llamarla una confesión de fe. En el islam hay oraciones de credo más complejas, que surgirían relativamente tarde. Además, no existe un sólo credo ortodoxo o definitivo, al igual que en el islam no existe una autoridad ortodoxa o un modelo de dogma de carácter general. Los chiitas añaden generalmente a la shahada la frase árabe, 'wa Ali wali Allah', que significa: 'y Alí [ibn Abi Talib] es el amigo de Dios'. Además de que su recitación constituye la afirmación de la identidad religiosa de un musulmán, especialmente con ocasión de su conversión al islam, la shahada se pronuncia como parte de la llamada a la oración (adhan) por parte del muecín.
La salat hace referencia a las cinco oraciones diarias obligatorias. Éstas sólo se realizan después de un rito de ablución (purificación) y en un orden especial en momentos establecidos del día: antes del amanecer, después del mediodía, por la tarde, en el ocaso y antes de medianoche. Los chiitas consideran permisible unir las oraciones del mediodía y de la tarde, así como las del ocaso y la nocturna, con lo que sólo necesitan rezar tres veces al día. La oración se realiza asociada a una serie establecida de posturas: en pie, inclinados y arrodillados, con los brazos y manos en unas ciertas actitudes bien establecidas.
El sawm es un ayuno de treinta días, durante todo el mes del Ramadán, prescrito sólo para musulmanes sanos y adultos. Del alba al anochecer no se permite comer, beber o mantener relaciones sexuales. Los enfermos están excluidos al igual que las mujeres que den de mamar a sus hijos, o los viajeros y soldados pero se da por supuesto que han de realizarlo en otras épocas del año, cuando hayan concluido las causas que impidieron su cumplimiento en el momento adecuado.
El zakat (en castellano ‘azaque’) en su origen significó ‘purificación’, ‘justificación’ y más tarde pasó a indicar ‘socorro material a los desvalidos’. Consistía en un impuesto para la limosna recaudado anualmente de las cosechas, el ganado, metales preciosos y dinero en efectivo de quienes vivan por encima de la mera subsistencia y cuyas deudas no excedan sus bienes. En teoría se habría de recolectar en nombre de los pobres y después distribuirlo entre ellos.
Históricamente muchos líderes islámicos recolectaron el zakat para engrosar sus propios tesoros reales. Por dicho motivo la identidad del encargado de la tarea de recolectar y distribuir el impuesto ha sido siempre objeto de debate entre los eruditos religiosos. Desde finales de la edad media, los chiitas han visto su impuesto recogido por sus juristas, quienes actúan de acuerdo con el estilo creado por y para ellos, de ser los que gobiernan lo más oculto del imán. Una variante de la limosna es la zakat al-fitr, consistente en la entrega de alimentos u objetos a los necesitados.
El hach indica la peregrinación a La Meca que aparece implícita en el Corán (3,97). Todos los adultos sanos de religión musulmana deberían llevarlo a cabo al menos una vez en su vida, con tal de que tengan suficientes medios y transporte seguro. A diferencia de otra peregrinación de menor importancia (llamada umra), sólo es posible hacer el hach en un momento determinado del año, durante la primera mitad del mes de Du al-Hiyya. Aquellos que realizan el hach pueden hacer uso del título honorífico de Hach.


La mezquita


Mezquita, edificio destinado a la oración de los musulmanes, que puede variar en tamaño y tipología arquitectónica. Entre todas siempre destaca la mezquita de los viernes o jami, una especie de catedral donde se reúne la comunidad de fieles para realizar la oración ritual de este día de la semana. Los ejemplos más importantes de la historia se construyeron entre el siglo VII, poco tiempo después de la aparición del islam en Arabia, y el siglo XVI.
La primera mezquita estaba constituida por el patio y la propia casa de Mahoma en Medina (622), situada en el territorio de la actual Arabia Saudí. El muro del patio que miraba en dirección a La Meca —conocido como quibla— disponía de un santuario cubierto desde el que se recitaban las oraciones, mientras que el resto de los muros estaban flanqueados por soportales de arquerías para proporcionar sombra en el caluroso desierto. Esta tipología se trasmitió a las mezquitas posteriores, en las que se distinguen los mismos elementos: el patio de abluciones o sahn, el muro de la quibla y el espacio cubierto para la oración. En el centro de la quibla se situaba el mihrab, un nicho cuya única finalidad es distinguir este muro de los restantes y enfocar así la oración hacia La Meca. A su derecha suele aparecer el mimbar, púlpito desde el que el imán o jefe religioso predica el sermón y dirige la oración de los viernes.
En las sociedades islámicas, las mezquitas no sólo se han empleado con fines religiosos, sino también políticos y sociales. Estos edificios llegaron a convertirse en muchas culturas en un auténtico foro para múltiples cometidos, como tribunales de justicia, escuelas, salas de asambleas e incluso como lugar de desfiles. En torno al espacio sagrado suelen aparecer otras habitaciones subsidiarias, que acogen en su seno bibliotecas, hospitales o cámaras de tesoros.
A medida que el islam se expandía fuera de Arabia, las mezquitas fueron incorporando elementos de la arquitectura de los países conquistados. Las tipologías basilicales, heredadas de la tradición cristiana, comenzaron su existencia con la mezquita mayor de Damasco (siglo VIII), construida sobre una antigua iglesia cristiana que a su vez se asentó sobre un templo pagano. Siguiendo esta misma trayectoria, la nueva tipología musulmana tuvo su origen en la basílica romana, así que finalmente la tradición arquitectónica islámica hunde sus raíces en la clásica. La única diferencia que incorpora la mezquita basilical es la equivalencia de sus tres naves, tanto en anchura como en altura, que produce un efecto espacial más parecido al de las salas hipóstilas. Las cubiertas planas de estos edificios se apoyan en dos pisos de arcadas, el primero de ellos compuesto por grandes arcos de medio punto sustentados sobre columnas romanas, y el segundo, dispuesto para acrecentar la altura del espacio de oración, más pequeño y transparente. Esta disposición propia de los califas omeyas se trasladó a la península Ibérica con la caída del poder omeya en Damasco. Abd-al-Rahman I comenzó hacia el año 780 la mezquita de Córdoba, donde se incorporaron numerosas novedades, como la disposición de once naves perpendiculares a la quibla, en lugar de las tres paralelas de la tipología siria. Otra de las características emblemáticas de la arquitectura califal cordobesa fue el arco de herradura decorado con franjas rojas y blancas (véase Arco y bóveda), un modelo constructivo heredado de los romanos que se conservó durante el periodo visigodo. El edificio cordobés se fue ampliando sucesivamente hasta el año 990, incorporando otras soluciones originales como la compleja estructura de pilastras sobre columnas, los arcos lobulados y entrecruzados, o las peculiares cúpulas de nervios entrecruzados que cubren las capillas junto al mihrab.
La decoración en el mundo islámico se vio reducida a los motivos geométricos y vegetales, como los arabescos o los mocárabes, ya que el Corán prohibe cualquier representación religiosa de hombres o animales para evitar los cultos idólatras. Sin embargo, la tradición oriental generó todo tipo de elementos ornamentales de gran riqueza, aplicados en las pinturas, bajorrelieves, tallas, estucos, taraceas, mosaicos, azulejos y revestimientos cerámicos de todo tipo.
En las mezquitas primitivas, el almuédano llamaba a la oración de los fieles desde la azotea de la propia mezquita. Más tarde se comenzaron a edificar torres especiales para este fin, llamadas alminares o minaretes, la primera de las cuales aparece en la mezquita de Sidi Ocba en Kairuan (Túnez, siglo VIII). El origen de estas construcciones parece remontarse a las torres de planta cuadrada de las iglesias paleocristianas sirias. Su empleo se extendió por todo el mundo islámico, y todas las mezquitas acabaron incorporando uno o varios de estos elementos verticales, que pueden variar su forma desde la sección cuadrada a la circular, espiral u octogonal, y su tamaño desde las bajas y planas a las altas y esbeltas, características del Imperio otomano.
Las mezquitas de planta cruciforme se comenzaron a emplear en Irán durante el siglo XII, y las cupuliformes de planta centralizada se adoptaron en Turquía después de la caída de Constantinopla (Estambul a partir de entonces) en 1453 y el subsiguiente empleo para el culto musulmán de la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla (532-537). En este modelo el espacio de oración se compone de una sala libre cubierta por una gran cúpula, flanqueada por salas subsidiarias cuyas semicúpulas o cupulillas descargan los empujes de la cubierta central. Con este nuevo concepto espacial desaparece el patio de abluciones, que ya entró en desuso en las mezquitas iraníes. El constructor más importante del periodo otomano fue el arquitecto Sinan, entre cuyas más de trescientas obras destaca la mezquita de Solimán (1550-1557) en Estambul, un edificio centralizado rodeado por cuatro esbeltos minaretes

 
Cúpula de la Roca
La cúpula de la Roca se alza en la colina del Templo de Jerusalén, desde donde se supone que el profeta Mahoma subió al cielo. El califa Abd al-Malik hizo construir esta mezquita en el siglo VII con la esperanza de eclipsar a las iglesias cristianas de la zona. La mezquita, de forma octogonal, tiene una zona central coronada por un domo. Una rica decoración de mosaicos cubre la paredes exteriores.

El Corán

 Introducción

Corán (en árabe, al-Qur'an), texto sagrado del islam. Su nombre en árabe significa ‘recitación’, ‘lectura recitada’. Con anterioridad a Mahoma, judíos y cristianos utilizaban en arameo la misma raíz (en este caso qeryana) para indicar una lectura recitada de los textos sagrados. En sus páginas se encuentra el conjunto de revelaciones que Alá hizo a Mahoma en el transcurso de la estancia de éste en La Meca y Medina desde el año 612 hasta su muerte, en el año 632.

Composición


El Corán es el eje fundamental de la religión islámica.
Las revelaciones se hicieron en árabe y, según la creencia musulmana, a través del arcángel Gabriel (Yibrail). Cuando Mahoma las proclamó a sus seguidores, éstos las memorizaban o, en ocasiones, las escribían en hojas de palma, omóplatos de camello, pieles de animales o materiales similares. Los principales escribas fueron Muad ben Chabal, Ubayy ben Kab y Zayd ben Tabit. Tras la muerte de Mahoma en el año 632 d.C., sus adeptos comenzaron a recuperar estas revelaciones que, hacia el año 650, durante el califato de Utmán, fueron al fin recogidas en una primera recopilación del Corán tal y como es conocido en la actualidad. A esta primera recensión seguirían otras en los siglos siguientes.
La escritura árabe sólo muestra las consonantes y no las vocales; éstas fueron introducidas en el texto posteriormente, junto con otras modificaciones gráficas para la fijación del texto sagrado. En el siglo II del calendario islámico (siglo VIII del cristiano) se desarrollaron varias formas canónicas de lectura del texto consonántico original y se le dieron validez a siete de ellas: las de Nafi, Ibn Katir, Abu Amr ben al-Ala, Ibn Amir, Asim, Hamza y al-Kisaí. Del mismo modo, se establecieron los modos de recitar el Corán, enseñándose a salmodiarlo adecuadamente.
No deben confundirse estas lecturas aceptadas con las diferentes versiones de textos correspondientes a ciertos pasajes del Corán preservadas por la tradición musulmana. Éstas procederían a su vez de las versiones conservadas por algunos de los acompañantes de Mahoma, pero diferían de la original y fueron sustituidas por la versión oficial de Utmán. Por lo general, estas versiones no incluyen importantes diferencias de contenido, aunque en ocasiones ofrecen un apoyo para entender un punto de vista de una cuestión religiosa o legal discutida entre musulmanes.
La mayor parte de los modernos investigadores no musulmanes aceptó las teorías tradicionales sobre la composición del texto del Corán tal y como es conocido hoy en día. No obstante, en épocas más recientes han surgido nuevas ideas aplicadas a las teorías y métodos del Corán que han demostrado ser muy útiles para el análisis de la Biblia.

Forma y contenido

El Corán está dividido en 114 suras (capítulos), cada uno de los cuales tiene un título diferente y se subdivide en aleyas (versículos). La subdivisión en versículos es posterior a la división en capítulos y no siempre es idéntica en las diferentes ediciones del texto. En cuanto a su extensión, el Corán es similar a la del Nuevo Testamento de la Biblia cristiana. No está ordenado según el orden cronológico en que se cree que fue revelado a Mahoma, sino según la amplitud de los capítulos. Por lo general, éstos son más breves a medida que se avanza hacia el final del libro. La única excepción a esta regla es el capítulo 1 (la Fatiha), que es relativamente corto (siete versículos). La sura 2 es la más larga (286 versículos en la mayoría de las ediciones) mientras que las más cortas (las número 103, 108 y 110) tienen solamente tres aleyas.
El árabe en que está escrito el Corán se distingue de cualquiera de sus demás variantes idiomáticas. Es una mezcla de prosa y poesía sin métrica. Su estilo es alusivo y elíptico, con una gramática y un vocabulario a menudo difíciles de interpretar. Al igual que sucede en otras muchas escrituras sagradas, está sujeto a diferentes interpretaciones, la comprensión de algunos pasajes es difícil y, generalmente, se aprende en el seno de la propia comunidad de fieles (en este caso, la musulmana, que ha adoptado una línea de interpretación tradicional). El del Corán ha sido considerado el ejemplo más perfecto de lengua árabe. Además, puesto que entre los musulmanes se acepta el hecho de que Mahoma era analfabeto, siempre se ha tenido por milagrosa la perfección de estas obras, lo cual abundaría en la tradición de que el Corán le fue revelado (hecho descender) al Profeta por el arcángel san Gabriel.
El contenido consiste, ante todo, en un conjunto de preceptos y recomendaciones éticas y morales, advertencias sobre la llegada del último día y del Juicio Final, historias sobre profetas anteriores a Mahoma y sobre los pueblos a los que fueron enviados, así como preceptos relativos a la religión y otras materias sociales como el matrimonio, el divorcio o la herencia. El mensaje, en esencia, es que hay un solo Dios, Alá, creador de todas las cosas, que es el único al que hay que servir practicando un culto y observando una conducta correcta. Alá es siempre misericordioso y se ha dirigido a la humanidad para que le venere en la persona de diversos profetas enviados por Él, pero estos profetas fueron rechazados una y otra vez. Los temas generales del Corán y muchas de sus historias ilustrativas comparten un fondo común con las Sagradas Escrituras cristianas y judías, aunque normalmente su desarrollo es diferente. Muchos detalles de las historias sobre los primeros profetas se asemejan más a las versiones que encontramos en los libros apócrifos judíos y cristianos, que a las versiones encontradas en la Biblia.

Importancia e interpretación

Aceptado por los musulmanes como la palabra de Dios en sentido literal, el Corán es el eje fundamental de la religión islámica. Es comparable, en este sentido, al papel que desempeña la Torá entre los judíos o el Nuevo Testamento en la fe cristiana. La obligatoria oración diaria incluye la recitación de algunos de sus pasajes y la educación tradicional incluía su memorización. Además, los musulmanes lo consideran una de las fuentes principales de la ley islámica o sharia (junto con la Sunna y el Hadit).
No obstante, no debe pensarse que el Corán es todo el islam, aunque algunos musulmanes lo hayan afirmado. También es difícil aceptar las afirmaciones que establecen que el Corán representa el verdadero islam y que se oponen a las ampliaciones hechas por el hombre, considerándolas corruptas. Sin la tradición interpretativa que lo acompaña, la mayor parte del Corán sería muy difícil de comprender. Incluso la opinión de que contiene una serie de revelaciones hechas a Mahoma depende de la tradición, ya que ni siquiera las afirmaciones del propio texto del Corán están libres de complejas ambigüedades.
Desde el mismo momento en que su texto fue fijado por primera vez, la interpretación del Corán (tafsir) se convirtió, hasta el día de hoy, en una de las más señaladas disciplinas islámicas en el campo de la investigación religiosa. Durante los tres primeros siglos del calendario islámico fueron numerosos los libros escritos en este sentido. Destacó especialmente el comentario en 30 volúmenes efectuado por al-Tabari, historiador y jurista musulmán fallecido en el 923 que analizó cada versículo del Corán y ofreció diversas opiniones de otros estudiosos en relación con la vocalización, la gramática, la lexicografía, la interpretación ética y moral, y la relación del texto coránico con la vida de Mahoma. Los distintos puntos de vista estaban recogidos sin ningún tipo de comentario, aunque a menudo al-Tabari indicaba su preferencia.
Muchos de los posteriores comentarios siguieron el procedimiento utilizado por al-Tabari pero otros fueron más simples y breves, centrándose sólo en algunos versículos o limitando su estudio a temas específicos (como el vocabulario coránico, considerado de una especial complejidad teológica). Entre los comentaristas posteriores a al-Tabari deben mencionarse al-Zamajsarí, al-Razí, al-Baydawi, Abu Hayyan al-Andalusí y el de los dos Chabal. Por lo demás, deben citarse también los comentarios del chiita al-Tabarsí, así como el de al-Kummí. La mayoría de los trabajos realizados versa sobre “las ocasiones de la revelación”. Los versículos individuales y los grupos de versos están relacionados con la vida de Mahoma y se entiende que fueron revelados en conexión con incidentes específicos de su vida o para resolver problemas concretos a los que se enfrentaba. Así pues, se entiende que el texto tiene relación con el entorno cercano a la vida de Mahoma y un significado más universal y atemporal.
Algunos investigadores no musulmanes creen que determinados aspectos de la vida de Mahoma han sido creados a partir de ciertos versículos del Corán. Este proceso ha sido descrito como “midrásico”, debido a la semejanza que guarda con la tradición judaica del Midras (historias sobre personajes bíblicos durante la elaboración del texto de la Biblia). Si esto es cierto, la explicación del Corán por referencias a la biografía del Profeta implicaría un método de razonamiento circular.
La tradición del tafsir ha reflejado a menudo divergencias y tendencias dentro del islam. La interpretación de los chiitas sobre algunos versículos varía radicalmente respecto a la mantenida por los suníes. Estos últimos encuentran en los versículos coránicos, por ejemplo, referencias a cierta condición especial de la que gozarían Alí ibn Abi Talib y los imanes. En las últimas décadas, tanto los musulmanes reformadores como los fundamentalistas han interpretado el texto de manera que éste se adapte a sus respectivos puntos de vista. Algunos han llegado a afirmar que el Corán no sólo está conforme con muchas de las ideas de la ciencia contemporánea sino que, en realidad, las predice. Es a menudo la propia naturaleza opaca del texto coránico la que motiva la aparición de interpretaciones tan divergentes.

El corán y la teología musulmana

Una de las mayores disputas surgidas en los primeros tiempos del islam trataba sobre la cuestión de si el Corán debía ser considerado como algo creado en el tiempo o, por el contrario, como algo no creado y eterno. La base de esta polémica era compleja y afectaba a aspectos teológicos y a otros referidos a la autoridad relativa de los califas y los ulemas (o estudiosos de la religión). La opinión de que era algo no creado terminó por ser la dominante, pero se oponía a la interpretación realizada por algunos de los grupos más importantes en el seno del islam, principalmente los chiita

Traducciones

Otro motivo de controversia a lo largo de la historia fue si el Corán debía ser traducido del árabe original a otras lenguas y, si era así, bajo qué circunstancias se podía realizar la traducción. No obstante, se ha traducido por musulmanes y no musulmanes a una gran variedad de idiomas. La primera traducción a una lengua europea fue la versión latina debida al estudioso inglés Robert de Ketton, a quien Pedro el Venerable le encargó dicha tarea después de un viaje a España realizado en 1141-1143. Esta versión fue editada por primera vez en 1543, y posteriormente en 1550. La primera traducción a una lengua vulgar se realizó en España; se trata de la versión del Corán al catalán por Pedro IV el Ceremonioso, de la cual solamente tenemos noticias. Posteriormente hubo otra trilingüe (en latín, castellano y árabe) realizada por Juan de Segovia (1400-1458). Entre las más recientes traducciones a la lengua española destacan la de Joan Vernet y la de Rafael Cansinos Assens. Aunque no son traducciones exactas



Obligaciones y prohibiciones

Los cinco pilares del islam es algo que siempre tienen que cumplir. Son las reglas más básicas del comportamiento, pero aparte de ellas hay una serie de prohibiciones y derechos que vale la pena tener en cuenta:
  • No beber alcohol.
  • No comer carne de cerdo.
  • No está permitido jugar juegos de azar.
  • Se permite la poligamia (siempre que el marido se lo pueda permitir)
  • No se puede representar la figura de Alá

Principales divisiones (sunitas y chiítas)



El Islam, la religión de los musulmanes fundada por Mahoma en el siglo VII, tiene dos ramas principales:  los sunitas u ortodoxos -sunna, tradición-, seguidores de los primeros califas sucesores de Mahoma, y los chiítas, seguidores del yerno de Mahoma, Alí. Sus diferencias son doctrinales y políticas. Los sunitas representan el 90% del mundo musulmán, con 1.200 millones de fieles. Los chiítas, sin embargo, son sólo unos 100 millones. Estos últimos, que derivaron en el fundamentalismo, en especial tras la revolución en Irán de Jomeini en 1979, tienen un ayatolá, líder espiritual con poderes ejecutivos en el Estado. Esta figura no existe entre los sunitas, para quienes la religión no ostenta el poder temporal en la sociedad civil.
 La división entre sunitas y chiítas la trataremos más en profundidad en otras entradas

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