domingo, 15 de junio de 2014

La pascua

La Pascua judía

Pascua judía, importante festividad del judaísmo que conmemora el éxodo o la salida de los israelitas de Egipto y su viaje milagroso a través del mar Rojo. Este viaje, descrito en el Éxodo, tuvo en la persona de Moisés, a su jefe y guía.
El nombre de Pascua proviene de Pésaj (del hebreo pesah, ‘pasar de largo’ o ‘protección’) y se deriva de las instrucciones que Dios dio a Moisés (Éx. 12,3-17). Con el fin de alentar a los egipcios a permitir a los israelitas abandonar Egipto, Dios tiene la intención de “matar a todos sus primogénitos, tanto hombres como animales” en la tierra. Para protegerse, se avisa a los israelitas para que señalen sus viviendas con sangre de cordero, con el fin de que Dios pueda identificar sus casas y de este modo pasar de largo y perdonar a las familias israelitas.
La celebración de la fiesta empieza después de la puesta del sol del día 14 de Nisán, el primer mes del año eclesiástico judío, en la época del equinoccio de primavera. De acuerdo con la ley rabínica, los judíos que vivían fuera de los límites de la antigua Palestina celebraban estas fiestas durante ocho días y compartían en las dos primeras noches, una comida ceremonial, conocida como el Séder. El Séder consiste en tomar determinados alimentos, cada uno de los cuales simboliza algún aspecto de las tribulaciones por las que pasaron los israelitas durante su época de esclavitud en Egipto. Por ejemplo, tomar rábanos significa la amargura de la experiencia, mientras que consumir una mezcla de nueces troceadas, manzanas y vino simboliza el mortero de construcción utilizado por los israelitas en sus trabajos forzados. Durante el Séder se relata la narración del Éxodo, y se hacen oraciones de acción de gracias a Dios para pedir su ansiada protección. Las lecturas, canciones y oraciones del Séder se encuentran en la Hagadá, de las que se reparten copias a todos los comensales. Los judíos que viven dentro de los límites de la antigua Palestina celebran la Pascua durante siete días, festejando el Séder sólo la primera noche.
A lo largo de la festividad, el judío ortodoxo debe abstenerse de comer pan con levadura, sustituyéndolo por pan ázimo que recuerda al pan sin levadura que se cuece rápidamente y que era el que podían comer en el desierto durante la huida. La tradición de los judíos ortodoxos ordena que, durante la Pascua, las comidas deben prepararse y servirse con utensilios y platos reservados con rigor para esta festividad.
En el siguiente fragmento del Éxodo se menciona la parte en la que Moisés recibe los diez mandamientos:
Fragmento del Éxodo.
20, 1-21.
1Entonces pronunció Dios todas estas palabras diciendo: 2«Yo, Yahveh, soy tu Dios, que te he sacado del país de Egipto, de la casa de servidumbre.
3No habrá para ti otros dioses delante de mí.
4No te harás escultura ni imagen alguna ni de lo que hay arriba en los cielos, ni de lo que hay abajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra.
5No te posarás ante ellas ni les darás culto, porque yo Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 6y tengo misericordia por millares con los que me aman y guardan mis mandamientos.
7No tomarás en falso el nombre de Yahveh, tu Dios; porque Yahveh no dejará sin castigo a quien toma su nombre en falso.
8Recuerda el día del sábado para santificarlo. 9Seis días trabajarás y harás todos tus trabajos, 10pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu sierva, ni tu ganado, ni el forastero que habita en tu ciudad. 11Pues en seis días hizo Yahveh el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto contienen, y el séptimo descansó; por eso bendijo Yahveh el día del sábado y lo hizo sagrado.
12Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días sobre la tierra que Yahveh, tu Dios, te va a dar.
13No matarás.
14No cometerás adulterio.
15No robarás.
16No darás testimonio falso contra tu prójimo.
17No codiciarás la casa de tu prójimo, ni codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su sierva, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.»
18Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y el monte humeante, y temblando de miedo se mantenía a distancia. 19Dijeron a Moisés: «Habla tú con nosotros, que podremos entenderte, pero que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos.» 20Respondió Moisés al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para poneros a prueba, para que su temor esté ante vuestros ojos, y no pequéis.» 21Y el pueblo se mantuvo a distancia, mientras Moisés se acercaba a la densa nube donde estaba Dios.

La Pascua cristiana

Pascua cristiana, celebración anual que conmemora la resurrección de Jesucristo y fiesta principal del año cristiano y que tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera, por lo tanto puede variar entre el 22 de marzo y el 25 de abril.
Las demás celebraciones eclesiásticas, que abarcan un periodo entre el domingo de septuagésima (noveno domingo antes de Pascua de Resurrección) y el primer domingo de Adviento se fijan con respecto a ella.
Vinculados al Domingo de Resurrección están los cuarenta días de penitencia de Cuaresma, que comienza el Miércoles de Ceniza y concluye la medianoche del Sábado Santo, el día anterior al Domingo de Resurrección; la Semana Santa, que comienza el Domingo de Ramos, e incluye el Viernes Santo, día de la crucifixión, y termina el Sábado Santo; y la octava de Pascua, que comprende desde el Domingo de Pascua hasta el domingo siguiente. Durante la octava de Pascua, en los primeros tiempos del Cristianismo los recién bautizados llevaban ropas blancas, pues el blanco es el color litúrgico de la Pascua y significa luz, pureza y alegría.






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